Clases de Yoga para la Calma en la mente y la Ansiedad

Yoga coaching Meditacion

3 posturas de yoga para calmar tu ansiedad El yoga armoniza cuerpo, mente y emociones. Con estas posturas específicas podrás combatir la ansiedad y restablecer tu equilibrio interno. Uttanasana para una mente fresca y relajada Con los pies paralelos y abiertos al ancho de tus caderas, inhala y eleva los brazos por encima de la cabeza. Al exhalar, flexiónate desde la cadera, con el abdomen contraído, y lleva las manos a los lados de los pies o por detrás de los tobillos. Relaja el cuello, deja que la cabeza cuelgue hacia tus pies y mantén el pecho lo más cerca que puedas de las piernas. Mantén las rodillas estiradas o flexiónalas de manera que tu frente permanezca en contacto con las piernas. Permanece 30-60 segundos en la postura y verás cómo al salir de ella sientes tu mente fresca y relajada. Estírate y ¡confía en tu cuerpo! La postura del camello o Ustrasana es una postura profundamente energizante. Estírate hacia atrás y confía en la parte posterior de tu cuerpo, aunque no la veas. Arrodíllate manteniendo los muslos paralelos al suelo y las manos en las caderas. Inhala y presiona hacia delante los muslos a la vez que avanzas las caderas para arquear la espalda hacia atrás. Suelta los brazos, coloca las manos en los talones y, a continuación, relaja el cuello para que la cabeza cuelgue hacia atrás sin tensión. Si las manos no te llegan a los pies, deja los brazos sueltos para evitar forzar las lumbares. Siéntate, respira y cálmate Janu Sirsasana estira todos los músculos de la espalda y promueve la flexibilidad de la columna. Es una flexión hacia delante para calmar la mente y combatir el estrés. Siéntate en el suelo con las piernas juntas y estiradas. Une la planta del pie derecho con el muslo izquierdo acercando el talón a la ingle. Inhala, levanta los brazos por encima de la cabeza y exhala inclinando el tronco y los brazos por encima de la pierna extendida. Mantén la columna estirada y lleva las manos hacia el pie izquierdo. Si no puedes, déjalas sobre la tibia o el muslo. Relaja el cuello soltando la cabeza. Permanece en la postura unas cinco o seis respiraciones aumentando un poco más la extensión en cada exhalación. Respira sintiendo cómo tus emociones se pacifican


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